Aunque las visitas guiadas se asocian más con el turisteo y tienen poco glamour dentro del mundo viajero, admitámoslo, todos lo hemos hecho alguna vez. En ocasiones impuesta, porque no hay otra manera de entrar en un determinado recinto; otras por elección propia, porque crees que lo que te puede contar el guía será mucho más interesante que cualquier cartel. Sí, posiblemente sea así. El problema es a veces seguir el ritmo de una visita guiada es bastante complicado y al final sales con más estrés que con el que comenzaste tus vacaciones.
Estas son algunas de las razones por las que, si te gusta recrearte y no perder detalle, las odiarás.
Están masificadas
Van a todo gas
Por no hablar de si están en otro idioma: completa la frase
En las fotos sólo salen cabezas
Y cuando decides tomarte tu tiempo
Fotos
Esas notas que nunca más volverás a mirar
O hacer el check -in para ganar badges que ni entiendes
Entonces te pierdes
Y al final acabas haciéndola por tu cuenta
Atención: Aunque acabar solo en las visitas guiadas obligadas es para muchos una ventaja y saldremos satisfechos por creer haber disfrutado más que nadie; la pachorra suele ser motivo de discusión con tus acompañantes de viaje.
¿Alguna vez os ha pasado?
Ver comentarios (7)
Totalmente de acuerdo! Que bueno! :-)
Jajajajjaaa!! muy buena representación! totalmente de acuerdo, es mejor hacer ciertas cosas uno mismo!
Saludos!!
Muchas gracias chicas por vuestros comentarios ;) Cómo me alegro que os haya gustado.
Un abrazo!
Muy cierto!
En realidad las visitas guiadas se hacen porque son más cómodas que irte leyendo una guía
Hola María,
Muchas gracias por tu comentario. Sí, y muchas veces cuentan curiosidades o experiencias personales que no salen en las guías; el problema es que suelen ir muy rápido :S
¡Un abrazo!
Me parto. El «detalle» de los apuntes tremendo y el 'first check-in' muy cierto :)
Abrazo,
Pepe
jajajaja ¡Gracias Pepe! Es que los bloggers de viajes somos muy cansinos a ojos de los demás XD Lo queremos hacer todo jaja
¡Un besazo!